“Chile avanza en derechos de la niñez, pero falta mucho por hacer”
Este 20 de noviembre se cumplen 59 años de la Declaración de los Derechos del Niño y 29 años desde que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Convención Sobre los Derechos del Niño, uno de los instrumentos internacionales más ratificado por las naciones a nivel mundial y que, desde hace 28 años, nos comprometimos como Estado a cumplir y respetar.
En respuesta a lo referido en la Convención, y a las observaciones generales realizadas por el Comité de los Derechos del Niño, dentro de los últimos avances que hemos realizado como país, se pueden mencionar la creación de nuevas instituciones, la Subsecretaría de Educación Parvularia y la Subsecretaría de la Niñez, que tienen como principal foco el desarrollo de políticas y programas para los niños, niñas y adolescentes.
A las nuevas instituciones en pro de la niñez, el 29 junio de este año se unió la Defensoría de los Derechos de la Niñez, institución que, como organización autónoma de derecho público, debe supervigilar lo que hace el Estado y otras instituciones en materia de niñez, realizando recomendaciones, promoviendo y protegiendo los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes de Chile, sin exclusión alguna.
No obstante, esta conmemoración nos invita no sólo a valorar los avances, sino que, por sobre todo, a reconocer las tareas pendientes que no pueden seguir esperando, entre las que se cuentan, por ejemplo, la necesidad imperiosa de diseñar e implementar, de manera eficaz, una “Política integral de Derechos de la Niñez y Adolescencia” para Chile, que resguarde los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes y no sólo de los que ya han sido vulnerados.
Aún se encuentra en tramitación en el Congreso la reestructuración del Servicio Nacional de Menores (SENAME) que, a partir de esta, de origen a dos nuevas instituciones: una que aborde la protección de quienes han sido vulnerados en sus derechos y otra dedicada a la reinserción social de los adolescentes que cometan algún delito. Si a este cambio sumamos una serie proyectos de ley que pretenden hacerse cargo de las innumerables tareas pendientes, es nuestro deber, como Defensoría de la Niñez, velar que estas modificaciones normativas cuenten con un alto estándar de calidad teniendo un impacto efectivo y real en la vida cotidiana de todos los niños, niñas y adolescentes del país, promoviendo y logrando su desarrollo armonioso e integral y cumpliendo así los principios y obligaciones que nos impone, desde el año 1990, la Convención Sobre los Derechos del Niño .
Para lograr todo lo anterior, no serán suficiente ni más leyes ni nuevas instituciones, si como sociedad no asumimos el desafío de avanzar en lograr un cambio cultural, tomando conciencia de que cada uno de nosotros, desde nuestros distintos ámbitos de acción, personal, laboral y social, tenemos un rol fundamental para que todos los niños, niñas y adolescentes de Chile sean criados en contextos de ternura evitando normalizar los maltratos y abusos que sufren, un rol fundamental para que sean reconocidos, tratados y protegidos como sujetos de derecho y no como objetos de pertenencia de los adultos que les rodean, todas y todos estamos llamados a ser defensores y promotores de los derechos humanos de la niñez y adolescencia.
Como Defensoría de los Derechos de la Niñez les invitamos a tomar este día para celebrar los avances y visibilizar lo pendiente, pero, por sobre todo, para pasar de la reflexión a la acción propiciando entonces un verdadero reconocimiento de los derechos humanos de todos los niños, niñas y adolescentes de nuestro país… “la prueba moral de una sociedad es lo que hace por sus niños” (Dietrich Bonhoffer).