El Consejo Consultivo de la Defensoría de la Niñez es un órgano colegiado asesor de la institución que representa a la sociedad civil, y que está compuesto en su mayoría por niños, niñas y adolescentes.
Las desafortunadas declaraciones emitidas por un Diputado de la República, quien en tono de broma declaró: “Estoy que presento proyecto para que vuelva la nunca bien ponderada varilla que arreglaba a cualquier pasado para la cabina”, nos da una oportunidad para reflexionar sobre la salud mental, específicamente su vínculo con prácticas de crianza que incorporan o avalan la violencia.
Pese a que hace bastante tiempo nuestro país ha implementado acciones orientadas a la promoción de los derechos de niños, niñas y adolescentes y específicamente la erradicación de cualquier forma de violencia, en consonancia con la Declaración de Derechos Humanos, y particularmente, la Convención sobre los Derechos del Niño, aún persisten voces que promueven y avalan el maltrato físico.
Diversas investigaciones han revelado la fuerte asociación que existe entre experiencias de maltrato en la infancia y el desarrollo de problemas en salud mental a lo largo de la vida. Quienes trabajan en salud mental saben bien que este antecedente es de tremenda relevancia para entender el curso y severidad de muchos de los problemas en el plano psicológico de las personas.
Sin embargo, las prácticas de violencia en la crianza son frecuentes en la actualidad. La última encuesta ELPI, a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, mostró que 35.5% de los niños entre 5 y 8 años encuestados refieren haber recibido castigos físicos en el último mes. Esta cifra fue de 28.6% en niños entre 9 y 12 años. Por otro lado, un informe de la UNICEF publicado en 2022 reportó que casi la mitad de los encuestados reconocen los métodos violentos como una estrategia eficaz para la crianza. En este mismo estudio, se reporta que son justamente aquellas personas que recibieron castigos físicos en su infancia quienes más validan este tipo de prácticas, tal vez el grupo al que refiere pertenecer el Diputado cuando señala que “conocí muy de cerca esa varilla y no tengo traumas”.
En definitiva: Las prácticas de violencia física hacia niños, niñas y adolescentes son masivas, normalizadas y muchas personas aún consideran que son necesarias (principalmente quienes las vivenciaron). No obstante, hoy tenemos certeza que vivir violencia en la infancia es uno de los factores de riesgo relevantes asociado —no una causa directa e ineludible— a la emergencia de problemas en salud mental, un problema que diversas políticas públicas intentan abordar, y uno de los principales temas de preocupación de las y los chilenos como recientemente lo señaló otro estudio.
Necesitamos avanzar en esta materia y necesitamos que las autoridades, desde la responsabilidad que conlleva un cargo público, sean cuidadosas con sus palabras. Podemos avanzar hacia un mayor cuidado de la salud mental, pero para eso, tiene que dejar de ser una “broma” referirse al maltrato físico hacia nuestras infancias y adolescencias como una práctica necesaria.
Consejo Consultivo Intergeneracional de la Defensoría de la Niñez